martes, 1 de febrero de 2011

 DEDALO E ÍCARO


Dédalo fue un prestigioso arquitecto, inventor y escultor, muy respetado en su ciudad natal de Atenas. Trabajaba en su taller junto con su sobrino Talo, quién aparentaba ser un gran sucesor de su tío. Llegado el momento en que los celos comienzan a fusionarse, Dédalo, entre una madrugada y otra decide matar a su sobrino, sacarse del medio esa tortura constante.
Un día invita a Talo a pasear con él por el recinto del templo de atenea y desde lo alto de las murallas lo arroja al vacío, pero la diosa Palas transformó al muchacho en pájaro “cubriéndolo de plumas mientras caía”. Luego baja del recinto, recoge el cadáver de su sobrino y lo entierra en un baldío.
Días mas tarde el tribunal consigue las pruebas del delito y condena a muerte a Dédalo, éste consigue escapar y embarca en un navío que va a Creta. Allí es recibido con todos los honores por el rey Minos, quien lo convierte en su servidor.
Un día, Pasifae, la esposa de Minos, pide al escultor que le fabrique una figura de vaca que se semejara a la real para cometer un delito con el toro blanco de Creta, Esto lleva a cabo el nacimiento de una criatura dotada mitad de cuerpo humano y mitad de toro: El Minotauro. Para tratar de esconderlo, Minos ordena a Dédalo que construya un laberinto de donde jamás pudiera salir esta bestia. Al pasar los días en ésta celda, el minotauro, que se rehusaba a los alimentos ofrecidos, exige carne humana.
Al enterarse el deseo del monstruo, Minos tiene una idea, obligar a los atenienses a enviar tributos de siete muchachos y siete doncellas para ser devorados por la fiera.
Teseo, el hijo del rey de Atenas, parte rumbo a Creta con el fin de asesinar al Minotauro, lo cual logra con la ayuda de Ariadna, la hija de Minos. Teseo se introduce en el laberinto llevando un ovillo de lana que desenrolla desde el principio para poder regresar cuando lo fuese necesario, este entra en la morada del monstruo y lo apuñala por la espalda y vuelve a su pueblo natal con Ariadna.
Con la esclava Naucrates, Dédalo tuvo un hijo llamado Icaro, el cual fue encerrado junto con su padre dentro del laberinto por los engaños cometidos al rey.
Con el pasar del tiempo a Dédalo se le ocurre la idea de construirse alas para escapar del laberinto, y comienza a juntar plumas, las cuales va uniendo con trozos de lino abandonados en el laberinto y cera extraída de los panales de abejas. Así conforma los dos pares de alas que los elevan hacia el cielo de Grecia.
Los primeros momentos de vuelo son complicados. Los cuerpos no encuentran el equilibrio exacto, por lo cual Dédalo recomienda a Icaro que vuele siempre a una altura media: ni demasiado bajo, para no hundirse en el mar, ni demasiado alto, para que el sol no quemara las frágiles plumas.
Dédalo llevando la delantera no observa que Icaro, deslumbrado por la belleza del firmamento y con la música de los pájaros, comienza a cobrar altura poco a poco. Hasta que llega el momento en que los rayos del sol comienzan a ablandar la cera que sujetaba las plumas y éstas empiezan a desprenderse poco a poco hasta que Icaro cae al mar. Cuando Dédalo mira atrás, no encuentra a su hijo, pero ve dos alas que flotan en el mar y sobrevuela el lugar infinitas veces tratando de encontrar el cadáver de su hijo.
Dédalo llega a Sicilia y se pone bajo el servicio del rey Cócalo para quien construye un embalse, fortifica la ciudad…
Por su parte, Minos no se resigna a dejar escapar a Dédalo e inicia una intensa búsqueda. Para averiguar el lugar en que se esconde, por todas las ciudades por donde pasa, propone un problema técnico-intelectual y, al ver que el rey Cócalo le devuelve solucionado el problema, ya sabe dónde se halla el hábil Dédalo. En vano pedirá al rey que se lo entregue. Por el contrario, cuando Minos se está bañando, informadas por Dédalo de las costumbres de Minos, las hijas de Cócalo lo matarán echándole agua hirviendo.
Yo creo que en este mito, Dédalo intenta encontrar la libertad intentando superar su condición humana, y esto lo termina pagando con la muerte de su hijo, quién es un joven impelente e inexperto, que se ciega ante la gran sabiduría de su padre y no puede distinguir el peligro con claridad.
Pero el mismo mundo se encarga de demostrarles que la realidad es la única verdad, pues cuando Icaro se acerca al sol, el cual vendría a ser la verdad, éste se encarga de demostrarle cual es su condición humana.

martes, 11 de enero de 2011

El mito griego de la creacion del hombre . BY: Jose Dominguez Garrido

El Mito Griego de la Creación del Hombre




De los males de este mundo fue la hora cuando se abrió la caja de Pandora
En tiempos muy remotos, sobre la tierra sólo existían dioses inmortales.
Zeus, Dios supremo del Olimpo griego, que fue hijo y sucesor de Cronos, a quien le usurpó el liderazgo después de sucesivas victorias; representaba al poder y al orden cósmico, aunque sin embargo estaba sujeto al Hado, su propio hijo, que fue salvado por su madre Rea de ser devorado por su padre.
Hado constituye el símbolo del destino y la fatalidad, y para los filósofos antiguos representa la serie y orden de causas encadenadas unas con otras que necesariamente producen un efecto.
En ese mundo de sólo divinidades inmortales, los dioses desearon crear seres para poblar la tierra.
Una vez decidida tal idea, Zeus encargó a los hijos del titán Jápeto, que dotaran de gracias y fuerzas a las criaturas terrenales.
Fue Epimeteo, quien rogó a su hermano Prometeo, que le permitiera repartir los dones entre los seres terrenales.
Epimeteo dio a cada animal un don, la belleza a uno, a otro la potencia, a otro la velocidad, a otro la corpulencia, a otro la sagacidad, etc., según su criterio de conveniencia.
Careciendo de la sabiduría de su hermano Prometeo dio todos los dones a los animales dejando al hombre para lo último, quedando de esta forma el ser humano desnudo, indefenso y desarmado.
Fue entonces cuando Prometeo, el amigo del hombre, viendo la injusticia que se había cometido, tratando de corregir el error y robándole la sabiduría a la diosa Atenea, concedió al hombre la lógica.
Prometeo tomó al género humano bajo su protección y robó el fuego a Hefesto regalándoselo al hombre para que se calentara y pudiera vivir mejor, y le enseñó todo lo que sabía.
Pero Zeus, al enterarse de los dones otorgados al hombre que le permitían parecerse a los dioses, lleno de ira, arrojó rayos y relámpagos y castigó a Prometeo duramente encadenándolo en el monte Cáucaso, en los límites del Universo.
Allí todas las mañanas un águila le roía el hígado, que durante la noche le volvía a crecer para volver a ser devorado nuevamente al día siguiente.
Treinta años más tarde, Hércules liberó a Prometeo de tal cruel sufrimiento.
Hefesto, dios del fuego, modeló en su taller a la primera mujer, que fue inicialmente una estatua de metal.
Como era muy bella, Zeus resolvió darle vida y uno de los dioses le agradeció con los dones de la belleza, la gracia, la inteligencia, la habilidad y el poder de persuasión.
Pero también Hermes la dotó de astucia y falsedad y Hera de curiosidad, inquietud que no le daría paz a la mujer un solo instante.
Zeus le envió a Epimeteo a Pandora como regalo, quien hechizado por su belleza decidió unirse a ella de inmediato.
Como regalo le ofreció a ambos una bellísima caja adornada con piedras preciosas y oro.
La caja estaba cerrada, pero al darle Zeus la llave a Pandora le advirtió que si querían vivir felices no la abrieran nunca.
Epimeteo y Pandora vivieron felices muchos años una vida idílica y tanto ellos como sus descendientes ajenos a todo tipo de problemas, felices como los dioses, sin penas, sin preocupaciones ni vejez que los amenazara.
Permanecían siempre jóvenes, se divertían en forma permanente y vivían de las frutas de la tierra sin matar a ninguna criatura viviente para subsistir.
No existían ni robos ni crímenes y cuando se cansaban de tanto vivir se tendían bajo un árbol y allí se dormían eternamente.
Entonces, una suave brisa los transportaba a un lugar aún más tranquilo y mágico.
Pero un día, la curiosidad pudo más y Hara abrió la caja y fue así como surgieron las desdichas y los males de este mundo, como las enfermedades, las amarguras, los dolores y otras desgracias.
La esperanza fue lo último en salir en forma de un pequeño pájaro y como símbolo del consuelo para la humanidad.
Como se puede apreciar, el mito griego de la creación del hombre se asemeja notablemente al mito de Adán y Eva del antiguo testamento.